El club del pueblo de Germán necesitaba una oficina para organizar el acceso de socios de un predio alejado del centro donde los niños practican los deportes al aire libre. El proyecto debía ser pensado para construirse en poco tiempo y con poco seguimiento de obra, por la urgencia del comitente y la distancia de la obra a nuestra oficina.
La industria siderúrgica de la zona agrícola nos dio un camino posible a seguir. Planteamos un pabellón metálico, siguiendo las reglas y dimensiones del metal, que pudiera construir su estructura principal en taller para luego trasladarse y montar sus cerramientos con obra en seco. Un módulo tridimensional que a partir de su repetición todo lo resuelve.
El programa no era más que una oficina y barreras de control de acceso. Cuatro portones corredizos abren o cierran el predio todos los días y reciben a los jóvenes deportistas del club. Dos pinos en el fondo de la calle de acceso nos indicaron que ese era el lugar indicado para ubicar el pabellón aprovechando la sombra y su referencia a la distancia.